Nuestros más cálidos y afectuosos saludos
POR EDGAR ALEJANDRO HERNÁNDEZ
Cuando un artista funda su obra en procesos de investigación histórica es común que se deje seducir por el brillo fetichizado de los documentos. El hallazgo de cartas, comunicados, listas policiales, fotografías inéditas, credenciales oficiales o informes judiciales, que revelan una historia clandestina o algún suceso deliberadamente oculto, suelen ser fácilmente transmutados en verdaderas obras que, cual objetos del deseo, se vuelven piezas coleccionables que generosamente son acogidas por el mercado del arte. El momento crucial de este tipo de producción artística llega cuando el artista/investigador trasciende el simple hallazgo del documento para volverlo un soporte de su obra y no la obra misma.
La muestra Nuestros más cálidos y afectuosos saludos, de Virginia Colwell(Nebraska, E.U., 1981) en la galería Marso, es por demás ejemplar en el uso de información clasificada que parte de un proceso creativo que no tiene como resultado final la exposición de un relato que instrumental y quirúrgicamente se ha borrado de la historia de Estados Unidos, el movimiento revolucionario de las Fuerzas Armadas para la Liberación Nacional (FALN) de Puerto Rico, que durante casi una década (1974 a 1983) operaron con acciones de “violencia simbólica” en Nueva York y Chicago, sino que formalmente se desprende de su soporte documental para convertirse en piezas artísticas que no pueden encasillarse en lo que tradicionalmente se conoce como una muestra de archivo.
Los atolones (2016).
La escultura, el collage, el dibujo y el video se vuelven la vía mediante la cual Colwell desdobla un relato que no se concibe como histórico, sino que parte de sucesos históricos fragmentados; que no se instrumentaliza como propaganda, pues la informa es tan escasa que la artista recupera por igual los comunicados de la FALN que reportes desclasificados del FBI; que no es en ninguno de los casos concluyente, pues cada una de las obras generan nuevas interrogantes.
Los atolones (2016) es por mucho la pieza que mejor ejemplifica la operación desde la cual procesa Colwell su investigación documental. Igual que si se tratara de un proyecto destinado a participar en un concurso de arquitectura, la artista creó una serie de frágiles maquetas, que desde su aséptica materialidad señalan los sitios donde las FALN colocaron bombas en las ciudad des de Nueva York y Chicago. El punto crucial de esta instalación está en el lugar donde ocurrió la detonación, que alegóricamente es representada como un círculo vacío dentro o al pie de los edificios siniestrados (el Listado de explosiones e incidentes incendiarios perpetrados por las FALN, de 1974 a 1982, que también se exhibe, indica con precisión el lugar donde explotó cada bomba), pues el hueco que deja en la estructura de papel y cartón comprimido permite al espectador fantasear con todo aquello que destruyó a su paso.
Es importante recordar que las FALN era un movimiento armado, con aspiraciones internacionales, que no buscaba necesariamente lesionar personas, pues las bombas se detonaban en espacios públicos a la 1 o 2 de la madrugada (“violencia simbólica”) o durante los fines de semana (“violencia potencialmente letal”). De los 125 artefactos explosivos sólo tres tuvieron víctimas mortales (“violencia letal”). Estas acciones estaban claramente definidas por sus manifiestos y escritos que se publicaban en inglés y algunos en español y correspondían a momentos específicos de su fracasada lucha por la liberación de Puerto Rico ante la imposición colonial de Estados Unidos.
Un díptico, una crónica (2016)
Colwell tiene claro que por más que ha investigado a fondo el caso de la FALN, que ha tenido acceso a documentos y se ha entrevistado con algunos de sus miembros, no puede proponer un relato histórico o emitir juicios a favor en contra del movimiento. Es por ello que su obra es tensada hacia la narrativa personal, poniendo el acento en los huecos que percibe cada vez que existe nueva información y siempre haciendo referencia a su propia historia.
En el video Un díptico, una crónica (2016) Colwell teje los fragmentos que ha podido hallar de la FALN en Puerto Rico y Estados Unidos, pero lo mezcla con tomas de la isla que hizo su padre (un ex agente del FBI) como parte de su entrenamiento de vigilancia. Incluso acota su relato con sucesos personales, como el hecho de que el mismo día que ella nació en Nebraska, algunos de los miembros de la FALN iniciaron su condena en cárceles de Illinois.
Siempre he desconfiado de los relatos artísticos que parten de sucesos familiares, me parece un recurso fácil y anodino, pero en el caso de Colwelldebo decir que la utilización de la primera persona y de anécdotas personales en su obra resultó una operación realmente eficiente para tomar esa distancia de un discurso histórico que conscientemente sabe que no puede asumir. Colwell habla de ella y tangencialmente de su padre para dejar claro que está narrando desde su individualidad, desde lo que ella puede ver y documentar.
El gesto no es menor si se recuerda que la guerra de retaguardia que la FALN operó desde el corazón de Estados Unidos para liberar a Puerto Rico ha sido oculta por el aparato oficial estadounidense, a tal grado que política e históricamente no existen. No hay prácticamente investigaciones serias que documenten su operación y los propios miembros que le sobreviven evitan el tema, especialmente si se trata del tema de las bombas.
Una red, un amarre, un juego (2016)
Colwell sabe que no le corresponde ser vocera del movimiento, ni de los miembros con los cuales tuvo oportunidad de entrevistarse como parte de su investigación, pero su obra en varios momentos genera momentos empáticos con las acciones de la FALN, incluso se permite darle un toque de humor (a veces involuntario) a sus piezas.
En Un díptico, una crónica, donde describe que la dinamita, igual que la leche, tiene fecha de caducidad. Por lo que cuando empieza a sudar se sabe que es inestable. Tal vez sea humor negro, pero me pareció divertida la comparación entre la dinamita y la leche.
Algo similar ocurrió con el video Una red, un amarre, un juego (2016), que muestra tres canales de video donde se ve a una persona mostrando diferentes formar de atar una cuerda, mientras en un audio a dos canales (uno en inglés y otro en español) se escucha el comunicado Seguridad y el cuadro de la FALN, donde se enumeran diversas medidas precautorias para evitar ser detenidos por la policía estadounidenses. Si bien el documento en cuestión maneja información severa para los fines de su agrupación, el audio explica, por ejemplo, que sus miembros deben evitar hacerse notar en público, que si quieren ser protagonistas de algo, se metan a una obra de teatro; o que eviten a toda costa interactuar con vecinos chismosos. Al escuchar este tipo de recomendaciones no pude más que reírme y acordarme de la leche y la dinamita.
Nuestros más cálidos y afectuosos saludos, de Virginia Colwell, se exhibió en lagalería Marso (Berlín 37, colonia Juárez) del 2 de febrero al 10 de abril de 2016.
Crédito de fotos: Cortesía de la artista y galería Marso
Texto publicado el 13 de abril de 2016 en el blog Cubo Blanco del periódico Excélsior.