Alejandra Frausto: El Sexenio vacio
Por Edgar Alejandro Hernández
1. Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir. Las palabras atribuidas a Francisco de Quevedo resonaron desde 2018, cuando Alejandra Frausto fue nombrada secretaria de Cultura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Tras seis largos años de gestión, quedan tantas promesas incumplidas que hacer un recuento de todos los pendientes y daños colaterales de su gestión se convierte en un reto maratónico. Durante este sexenio, la cultura en México se transformó en propaganda oficial, creando un vacío significativo entre el gobierno morenista y la comunidad cultural.
Como ocurrió con todo el gabinete presidencial, Frausto se dedicó a repetir acríticamente la doctrina del líder de Morena y trasladó al sector cultural el taquillero y hueco discurso de la inexistente austeridad republicana y del supuesto “primero los pobres”. Desde el inicio de su gestión (recordemos el encontronazo ante el amago de desaparecer el Fonca) todos los artistas y creadores se convirtieron en enemigos del gobierno por ser “privilegiados fifís” que ya no serían mantenidos por el Estado, ya que la mayoría de los esfuerzos del Estado estarían dirigidos, en el discurso, a la promoción de los pueblos originarios.
Si bien esto puede considerarse una tropicalizada política cultural, el problema de fondo es que Frausto no sólo dio la espalda a la comunidad artística instituida, así como a todas las Secretarías e Institutos de Cultura de los 32 estados del país; sino que fue incapaz de llevar a cabo los compromisos partidistas que asumió al iniciar el sexenio.
2. Desde los meses de campaña, Alejandra Frausto anunció como su programa estrella una red de colectivos culturales comunitarios en cada uno de los municipios del país. El proyecto: “pone a la cultura en un papel fundamental para dar alternativas en las comunidades, para regenerar confianza, para regenerar paz, para regenerar comunidad y para hacer un proyecto común de Estado”.
El Programa Cultura Comunitaria se lanzó de manera oficial el 26 de febrero de 2019 en Tlaxcala, y ese año se le asignó el presupuesto más importante hasta ese momento dentro de la SC: 931 millones de pesos, según el Diario Oficial de la Federación. Su apuesta era grande: aspiraba a instalar un Semillero Creativo en cada uno de los dos mil 469 municipios del país, y para empezar proyectaba llegar en 2019 a los 720 municipios con mayores índices de violencia y marginación.
En aquel año, Esther Hernández, directora general de Vinculación Cultural de la SC, era una de las funcionarias más buscadas. La iniciativa, en teoría, beneficiaría a la comunidad cultural, ya que habría presupuesto para que creadores se desplazaran a dichos municipios y ofrecieran de forma remunerada talleres y todo tipo de actividades culturales.
Hoy sabemos que todo quedó en un proyecto. Para empezar, la SC no ejerció en 2019 los 931 millones de pesos asignados; sólo llegaron al programa 400 millones de pesos, según declaró Hernández. Los años siguientes, el presupuesto se estancó en un tercio de lo designado el primer año y nunca llegaron a los 720 municipios que pretendían cubrir. A cinco años del programa, su cobertura es de apenas 302 municipios, con un total de 442 semilleros.
En 2020, la pandemia volvió inoperante el programa, al grado de que en algunos municipios la actividad se limitó a mandar materiales por mensaje de WhatsApp (en el caso de que los usuarios tuvieran acceso a internet). Sin embargo, lo que le dio el toque de gracia fue el decreto de austeridad emitido por el presidente el 23 de abril de 2020, que prohibió ejercer “el 75 % del presupuesto disponible de las partidas de servicios generales y materiales y suministros”. Llama la atención que en dicho decreto se exentó a otros programas estrellas del régimen como Los Pinos, el Bosque de Chapultepec, el Tren Maya o el Aeropuerto General Felipe Ángeles, pero no aparece enlistado Cultura Comunitaria.
Otro problema fue la opacidad sobre su cobertura real y el ejercicio de sus recursos. Es común que de un año a otro los funcionarios corrijan o cambien las cifras. Por ejemplo, el Directorio de Semilleros Creativos1 registra 384 espacios, pero la cifra oficial es de 442 semilleros. Al preguntar al área de Comunicación Social de la SC por qué hay esta divergencia, la respuesta fue que el directorio se está actualizando. ¿Se inflaron las cifras o son realmente muy lentos para actualizar la información? Desde enero de 2024 se maneja oficialmente la cifra de 442 espacios y, ocho meses después, dicho número de semilleros no está reflejado en el directorio.
Al cierre de sexenio, el programa que, según Frausto, regeneraría la paz y la comunidad en todos los municipios del país, apenas cubre el 12 % de los municipios de la República, y sus actividades no son muy diferentes a las que ofrecían las casas de cultura en administraciones anteriores, ya que se redujeron o desaparecieron todas las actividades que acompañaban a los semilleros como Arte+Movilidad, Cine Sillita y los Jolgorios.
3. La joya de la corona ya empieza a transformarse en elefante blanco. Chapultepec, Naturaleza y Cultura, que no pudo inaugurarse en su totalidad al cierre del sexenio. Su proyección de convertirlo en un parque caminable a lo largo de las cuatro secciones quedó como una promesa incumplida más.
De entrada, vale la pena comparar este centralista proyecto con sus antecesores, la Estela de Luz o la Biblioteca Vasconcelos, proyectos emblemáticos de las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, que al final de sus gestiones se volvieron ejemplos de dispendio y corrupción. Chapultepec, Naturaleza y Cultura supera exponencialmente el desvío de recursos públicos para un proyecto faraónico que hasta hoy sigue teniendo importantes problemas de accesibilidad y no tiene el uso masivo que justifique tal gasto del erario. La Estela de Luz costó mil 300 millones de pesos; la Biblioteca Vasconcelos, mil 600 millones; y Chapultepec, Naturaleza y Cultura costará diez mil 538 millones de pesos. Haciendo una división simple, el supuesto gobierno de la austeridad republicana gastó en Chapultepec ocho veces lo que con Calderón se invirtió en la Estela de Luz y casi siete veces lo que se pagó con Fox para la llamada Megabiblioteca, todo con cargo al erario.
Pasadas las elecciones, funcionarios de la SC ofrecieron un recorrido para mostrar avances de las obras. Lo más llamativo fue que no están listas la Bodega Nacional de Arte ni la nueva sede de la Cineteca Nacional, los dos espacios que, en teoría, simbolizan el músculo cultural del megaproyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura. Según se informó, ambos espacios tienen un avance del 87 %. Si la virgen morena los ilumina, tal vez el 30 de septiembre, a las 23:59 horas, el presidente logrará inaugurar el complejo terminado.
Para tapar el sol con un dedo, la SC y aceptando de manera implícita su centralismo, devolvió parte de los recursos a los creadores en los estados. El problema es que la bolsa de estas becas representó entre el 2.5 y el 5 % del presupuesto que anualmente se destinaba a Chapultepec. El chiste se cuenta solo: te doy todo, todo, todo lo que me sobra.
4. La farsa más grande de la SC fue su supuesta mudanza a Tlaxcala. Como al inicio del sexenio el presidente pidió que se mudaran las secretarías a los estados, el conejillo de indias fue Cultura, y el resultado fue un prolongado y falso traslado de las oficinas a dicho estado.
El 10 de enero de 2019, Frausto simuló por primera ocasión que despacharía en el primer piso del Palacio de Cultura de Tlaxcala, en el centro de la capital del estado. Como si se tratara de algo relevante, el anuncio se difundió en los medios y la noticia quedó como una anécdota, ya que la secretaria volvió a sus oficinas de la Ciudad de México. La promesa de la descentralización se pausó de nuevo y el tema pasó a segundo plano por la pandemia.
En agosto de 2021 ocurrió el segundo simulacro de Frausto. Volvió a anunciar su supuesto traslado a Tlaxcala y para ello reunió una vez más a funcionarios culturales en las oficinas del Palacio de Cultura de Tlaxcala. La historia fue la misma. La funcionaria sonrió para las cámaras pero nunca se concretó el traslado. En la Ciudad de México la SC desocupó a los trabajadores que ocupaban el edificio que rentaba sobre Reforma, pero fueron reubicados en otros inmuebles dentro de la capital del país, no en Tlaxcala. Hasta el día de hoy Frausto tampoco ha dejado sus oficinas de Arenal 40, en Chimalistac, en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México. Parafraseando a la propia secretaria, el falso traslado de la SC a Tlaxcala prueba que para el gobierno lopezobradorista la cultura sólo fue un accesorio para llenar un hueco en las conferencias mañaneras del Presidente.
5. Uno de los muchos efectos colaterales que ha tenido la reducción del presupuesto de Cultura, que perdió mil millones de pesos con el inicio del sexenio lopezobradorista, fue la precarización laboral en los principales recintos culturales. No sólo los sueldos cayeron por efecto del recorte y la inflación, sino que las condiciones laborales se estancaron en el capítulo 3000, que contrata a los profesionales como prestadores de servicio y no ofrece ninguna prestación laboral. Tras la pandemia, Alejandra Frausto prometió formalizar a todos los trabajadores de la SC que estuvieran contratados por capítulo 3000 . No está de más decir que la iniciativa nació de una serie de protestas de trabajadores de la Fonoteca, quienes llevan años bajo este régimen, y los supuestos esfuerzos de la secretaria terminaron cuando se dejó atrás el interés mediático por los trabajadores. Hoy, todos los trabajadores de la SC contratados por capítulo 3000 siguen sin derechos laborales y muchos no fueron recontratados.
Otra promesa laboral de Frausto fue impulsar un seguro social para los artistas, en un esquema que permitiría al Estado cubrir una parte y a los creadores la otra mitad. La iniciativa avanzó lentamente y en febrero de 2024 el comunicado 892 del Senado de la República anunció que dicho organismo avalaba la reforma para garantizar derechos laborales de trabajadores del arte. El júbilo fue temporal, ya que el proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversos artículos de la Ley Federal del Trabajo se remitió a la Cámara de Diputados, pero no se discutió ni aprobó por la LXV Legislatura, que concluyó el pasado 31 de agosto.
Es claro que Frausto, en su nuevo encargo como secretaria de Turismo de la Ciudad de México, difícilmente promoverá que la aplanadora morenista retome esta iniciativa.
6. El ejemplo más claro de que la actual administración convirtió la cultura en propaganda lo dio el Complejo Cultural Los Pinos, uno de los primeros proyectos que Alejandra Frausto utilizó para legitimar su política cultural. El traslado de la residencia oficial del presidente a Palacio Nacional hizo que las antiguas casas de los mandatarios tuvieran finalmente acceso público. Pero el Complejo Cultural Los Pinos se convirtió en uno más de los espacios culturales subutilizados del gobierno federal.
Sin vocación, sin instalaciones adecuadas y con un programa variopinto que seguía caprichos políticos, al tiempo que desaprovechaba el trabajo de uno de los curadores más importantes del país, Guillermo Santamarina, la oferta artística de Los Pinos servía para cubrir la cuota con los estados, para que nadie dijera que era un proyecto centralista, pero también para mostrar, sin éxito y sin públicos masivos, las expresiones de los pueblos originarios.
7. En este punto, queda claro que si Alejandra Frausto no fue capaz de cumplir con las promesas que le había impuesto la agenda del presidente, mucho menos hubo voluntad política para defender derechos y presupuestos que históricamente se habían ganado para el sector cultural.
Frausto, salió a defender la decisión de los legisladores morenistas y emitió un comunicado en el que aseguraba que “Los recortes vienen en las partidas administrativas que corresponden al plan de austeridad y que se ajustaron en todas las dependencias.”
Como se vio durante todo el sexenio, “el plan de austeridad” sólo se aplicó a los espacios culturales establecidos (museos, escuelas, publicaciones, festivales, foros y compañías), mientras que año tras año se gastó y desvió entre el 20 y el 30 % del presupuesto de la SC a la Ciudad de México para las obras de Chapultepec, Naturaleza y Cultura.
Según cifras otorgadas por la SC, el gasto total en Chapultepec es de diez mil 538 millones de pesos. Según información periodística, esta cifra podría alcanzar los 11 mil 857 millones de pesos si se suma lo ejercido por la SC (dos mil 46 millones de pesos) y las transferencias que se hicieron a la Secretaría de Obras y Servicios (seis mil 524 millones de pesos) y a la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (nueve mil 810 millones de pesos).
El abandono del gobierno lopezobradorista a la comunidad cultural durante la pandemia fue escandaloso. No sólo incurrió en algunos abusos laborales al obligar a sus trabajadores a presentarse en sus lugares de trabajo durante la contingencia, sino que jamás logró implementar un programa de estímulos que permitiera a los creadores obtener un ingreso ante el cierre de todas las actividades al aire libre.
Diferentes colectivos artísticos se manifestaron para exigir apoyo a la comunidad artística y ello provocó una serie de fallidos encuentros con funcionarios públicos, donde, por error, se hizo público que dentro de la SC había un chat entre servidores públicos que tenía como objetivo “desactivar a los colectivos artísticos”.
“Desactivar colectivos” se llamaba el chat y tenía entre sus miembros a Esther Hernández, directora general de Vinculación; Ángeles Castro, titular del Cenart; y Pablo Raphael, director de Promoción y Festivales Culturales, entre otros. Frausto terminó pidiendo disculpas por dicho chat y aseguró que no tenía conocimiento del mismo. Nadie le creyó, pero tampoco el affaire desactivar colectivos tuvo ninguna consecuencia. Más allá del despido de algunos funcionarios de segundo nivel, la situación se mantuvo igual: las instituciones culturales sin presupuesto operativo y Chapultepec, Naturaleza y Cultura acaparando una tercera parte de todo el presupuesto federal.
Otro daño colateral del gobierno morenista fue el retroceso de los lentos pero constantes avances que se lograron en los últimos 30 años para descentralizar la cultura. Al apostar por un proyecto centralista como Chapultepec, Frausto dejó sin presupuesto a todos los institutos y secretarías de cultura de los estados. Redujo por debajo de su piso histórico el Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC) y canceló los polémicos “etiquetados” que se daban directamente en el presupuesto de la SC, pero que en su mayoría llegaban a los estados.
Desde su creación en 2009, AIEC fue un estímulo para crear institutos estatales (cuando existía Conaculta) y de secretarías estatales de cultura (al crearse la Secretaría de Cultura federal). Cada peso de la federación debía replicarse por los estados, dando posibilidades de crear un programa de cultura estable. El gobierno lopezobradorista redujo su presupuesto a 5 millones en 2019. En 2020, por la presión de los estados, regresó a 10 millones, pero de 2021 a la fecha su presupuesto osciló entre uno y 1.4 millones de pesos por estado.
En teoría, esta reducción presupuestal se compensaría con el Programa Cultura Comunitaria, pero como ya se vio, este proyecto no logró los frutos impacto esperados y sus resultados reales se limitaron a un evento anual en el Auditorio Nacional.
El resguardo del patrimonio fue otro rubro que no supo cubrir la administración de Alejandra Frausto. Basta recordar la mastodóntica gestión de la SC para restaurar los tres mil 269 inmuebles del patrimonio cultural que resultaron afectados por los sismos de 2017 en Chiapas, Guerrero, Morelos, Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Veracruz, Tabasco y Oaxaca. Aun cuando la SC aseguró que los trabajos estarían terminados en 2021, al cierre del sexenio sólo se entregaron a las comunidades tres mil 37 inmuebles, lo que representa un avance del 92.9 %. Es decir, aún falta casi el 10 por ciento y ya se suman tres años de retrasos respecto al plazo comprometido.
Texto publicado el 25 de septiembre de 2024 en la revista Nexos. Disponible en https://redaccion.nexos.com.mx/alejandra-frausto-el-sexenio-vacio/