La 11 Bienal de Sharjah. Reconfiguran la cartografía
POR EDGAR ALEJANDRO HERNÁNDEZ
SHARJAH, Emiratos Árabes.- Para la curadora de 11 Bienal de Sharjah, la japonesa Yuko Hasegawa, reconfigurar la cartografía cultural, sin tener como punto de partida una visión eurocéntrica, resulta un ejercicio deseable y posible que puede generar nuevas formas de conocimiento entre regiones tan lejanas como el Medio Oriente o América Latina.
“Medio Oriente y el mundo árabe está unida a la cultura del norte de África, que a su vez se vincula por el Estrecho de Gibraltar a España. Como bien sabes, España nos conecta con México y con toda Latinoamérica. Esta forma de ver el mundo nos puede ayudar a generar un nuevo conocimiento, el cual está intensificado por
los vínculos internacionales y la globalización. De entrada, nos damos cuenta que en la actualidad no se puede hablar de centro y de periferia, porque eso ya no existe”, explica la también curadora en jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Tokio.
Para la selección de los más de 100 artistas, arquitectos y cineastas que participan en la bienal, Hasegawa se inspiró en los patios históricos de Sharjah, donde conviven actualmente la arquitectura islámica y la nueva sede de la Sharjah Art Foundation, por lo que la propuesta curatorial buscó “crear un viaje entre los espacios públicos y privados”, a través de obras que lo mismo intervengan físicamente la calle o que lleven al visitante a la intimidad de una sala de proyección.
“Para visitar las diferentes sedes de la bienal es necesario cruzar entre varios edificios históricos y modernos, entre ellos un banco, por lo que era necesario que estuvieran vinculados por pequeños oasis que sirvieran de guía. No me refiero al cliché del oasis, sino a obras que guiaran entre la compleja arquitectura del centro de Sharjah”.
Un ejemplo es el proyecto del colectivo Superflex, que toma una de las avenidas principales del centro de la ciudad, Bank Street, y la convierte en un parque que no sólo conecta las diferentes sedes de la bienal, sino que recupera un espacio público al tránsito vehicular y reconfigura el paisaje de la zona, a través de los recuerdos de los ciudadanos del lugar, quienes combinan el paisaje desértico de la zona, con los recuerdos de aquellos inmigrantes que desean tener algún elemento que les recuerde su lugar de origen.
Es así que la obra “The Bank” integra, por ejemplo, una cancha de futbol y voleibol de Bangladesh, con una sinuosa superficie que retoma las dunas del desierto, pero también los materiales del centro de Sharjah, según explicó Bjørnstjerne Christiansen, miembro del grupo artístico de Copenhague, que en septiembre inaugurará una muestra en la Fundación/Colección Jumex.
Una operación similar la da el despacho de arquitectos SANAA, integrado por los japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, quienes crearon un pabellón para el Calligraphy Square, el cual se compone de esferas transparentes cuya fragilidad y transparencia contrasta con los pesados muros del lugar. “Cuando nos invitaron a participar conocimos el lugar y vimos que era un lugar increíble y nosotros propusimos crear un pabellón de dos meses que fuera algo diferente y contrastara con la belleza de estas paredes de piedra”, indicó Sejima.
Algo que destaca de la 11 Bienal de Sharjah, en relación a otros eventos de su tipo, es que la mayoría de los artistas presentan una o varias obras que prácticamente ocupan la totalidad del espacio que les fue asignado, en una suerte de proyectos que se suceden espacialmente y que no compiten entre sí, como ocurre en la mayoría de las encuentros internacionales.
Para Hasegawa esta decisión museográfica nuevamente se inspira en la idea del patio como un lugar donde transitan diferentes intereses, necesidades y búsquedas en relación a la herencia cultural y arquitectura de la zona.
Al ser cuestionada sobre la carga política que pueden tener algunas obras en el contexto de los conflictos en Medio Oriente, la curadora asegura que para ella los temas políticos se aprecian más en obras que no parecen ser tan políticas, como la pieza del mexicano Carlos Amorales, “We’ll see all reverberates”, un monumental móvil compuesto por varias docenas de címbalos.
“La obra de Amorales está diseñada para que el visitante la toque y haga piezas que pueden ser melódicas, pero también puede hacerla sonar de forma estruendosa y crear un verdadero caos, sin que ello signifique que al final la pieza mantiene su propio equilibrio”.
La 11 Bienal de Sharjah permanecerá abierta al público en la sede de la Sharjah Art Foundation hasta el 13 de mayo. Informes en www.sharjahart.org.
Texto publicado en el periódico Excélsior el 14 de marzo de 2013