Opalescencia de lo intangible
De Arturo Talavera
Curaduría Edgar Alejandro Hernández
Museo Archivo de la Fotografía
(República de Guatemala 34, Centro Histórico, CDMX)
Del 15 de agosto al 15 de diciembre de 2024.
Museo Espacio
(Av. Ferrocarril Sur S/N, AntiguosTalleres del Ferrocarril, Macro Espacio para la Cultura y las Artes en Aguascalientes)
Del 8 de noviembre de 2024 al 26 de enero de 2025.
Para que la fotografía alcance el estatus de arte hay que liberarla del abrumador peso de la realidad. La mímesis, el testimonio, el reflejo, el verismo, la verdad, la semejanza y la representación han oscurecido históricamente la construcción visual de los procesos fotográficos.
No resulta exagerado decir que Arturo Talavera siempre ha sido fiel a esta máxima. Mediante el desarrollo de medios técnicos hoy considerados anacrónicos, el fotógrafo ha tramado un cuerpo de obra que sobresale por el dominio que tiene de los materiales. Desde la trinchera de la habilidad técnica su obra propone una alternativa a la reflexión visual sobre temas que le son centrales: la identidad, la muerte o las pulsiones viscerales del ser humano. Más allá de los temas, lo que crea son obras únicas que desafían el realismo.
Desde hace tres décadas, Talavera ha cultivado, con mayor o menor éxito, procesos fotográficos antiguos que conectan su producción con las elaboradas y, en muchas ocasiones, peligrosas técnicas que surgieron tras la invención de la fotografía en 1839. El colodión húmedo, la cámara estenopeica, el heliograbado, el platino paladio, la impresión al carbón, el papel salado, la albúmina, el aristotipo al colodión, la kalitipia, la goma bicromatada, el autocromo y el daguerrotipo, por mencionar los más conocidos, han encontrado un espacio en el taller de Talavera, no solo como parte de su proceso creativo, sino también para colaborar con otros artistas que buscan estos medios, pero carecen del conocimiento técnico para llevarlos a cabo.
En la actualidad, Talavera ha perfeccionado su propia técnica del daguerrotipo, el primer soporte fotográfico presentado por Jacques Louis Mandé Daguerre el 19 de agosto de 1839 en la Academia de Ciencias de París. Este medio le ha permitido crear un discurso visual que no solo lo conecta con la historia de la fotografía, sino también con sus preocupaciones sobre la construcción de la identidad y el imaginario que da forma a su cotidianidad.
Para comprender la complejidad de este proceso, es importante recordar que la fotografía realizada con la técnica del daguerrotipo es una toma directa sobre la placa de cobre o latón cubierta con una capa gruesa y pulida de plata. La superficie debe tener un acabado de espejo y estar bien abrillantada, ya que la nitidez del daguerrotipo depende de ello.
La placa se sensibiliza con vapores de yodo y bromo, y luego se coloca en un chasis en el cuarto oscuro, el cual se inserta en la cámara. Dependiendo de las condiciones de iluminación, el tiempo de exposición en interiores varía entre 7 y 10 minutos. Posteriormente, la placa se regresa al cuarto oscuro para ser revelada con vapores de mercurio. Después, la imagen se fija, se lava, se seca y se dora con un baño de cloruro de oro, lo que intensifica los negros del daguerrotipo. Finalmente, la imagen se encapsula para su conservación.
Más allá de llamar la atención sobre el logro técnico que impone, por ejemplo, el obtener daguerrotipos de 11 por 14 pulgadas (28 por 35 centímetros), la propuesta que presenta Talavera tiene la virtud de devolvernos a aquella sensibilidad decimonónica que nació con el propio medio fotográfico y que casi dos siglos después sigue ofreciendo esa irrepetible imagen llamada obra de arte.
Edgar Alejandro Hernández
Curador
Ciudad de México, agosto 2024