Por los colaboradores de Revista Cubo Blanco
Hace algunos meses, Edgar Hernández, editor de Revista Cubo Blanco, me comentó que junio del 2025 marcaría el 10º aniversario de esta publicación. ¡Celebrémoslo!, pensé inmediatamente. Yo, seglar, carente de rituales y patrones calendáricos, adoro las efemérides: me permiten la oportunidad de reflexión y perspectiva ante esos cambios paulatinos a los que hago caso omiso por sigilosos, fastidiosos o simplemente por inercia. No obstante mi entusiasmo, reflexionar sobre la existencia de una publicación en la que he participado por tan sólo un año me parecía no solo pretencioso sino ombliguista. Me convencí de que el ejercicio cobraría sentido tan sólo si fuese colectivo. Por ello, convoqué a mis colegas colaboradores a responder dos preguntas y así formular en conjunto la valía de este proyecto en el que cada uno hemos invertido nuestro tiempo y dedicación para compartir ideas sobre el arte en México.
Las dos preguntas enviadas fueron: 1. ¿Por qué publicas en Cubo Blanco? / ¿Por qué apoyas el proyecto de Cubo Blanco? y ¿Cuál es la importancia de Cubo Blanco para el futuro del arte en México?, seguidas de la sugerencia más vaga: O cualquier otra reflexión urgente que les surja del ejercicio y gusten compartir. Coherente con el espíritu de la revista, cada unx respondió a su modo; donde yo supuse que los encuestados eligirían una de las dos opciones para responder la primera pregunta, varios colegas respondieron a las tres interrogantes. Algunos redactaron un párrafo formal, mientras que otros se limitaron a tan sólo frases. La diversidad en el formato de las respuestas me parece enteramente representativo del valor supremo bajo el que opera la publicación: la libertad editorial de sus colaboradores. Elegí presentar las respuestas sin edición y secuenciarlas de modo en que se construyera entre ellas una suerte de conversación.
Publico en Cubo Blanco porque hacerlo me hace parte de una comunidad de escritores a quienes admiro y pensadores quienes me retan. Es la publicación en donde he recibido el espacio y el ánimo de desarrollar mi voz crítica con retroalimentación de mis ahora más cercanos colegas Edgar Alejandro Hernández y Gustavo A. Cruz Cerna. Si escribir es un oficio solitario, criticar es de ermitaños. En Cubo Blanco, donde a veces pareciera que estamos todos en pie de guerra, he encontrado el apoyo al desafiante oficio de evaluar el ingenio, el esfuerzo y el poder de quienes hoy crean y apoyan el arte en México y quienes se merecen, por la calidad de su obra y compromiso, que exista una plataforma de crítica honesta, perspicaz, inteligente y clara. No creo en el genio individual del artista: mi fe es social. Es de la efervescencia de una escena diversa y madura que surgen la mayor parte de las grandes obras de arte y la crítica es parte fundamental de ese cultivo, pues permite darle sentido al trabajo de artistas e instituciones culturales impidiéndole al mercado convertirse en única medida de valor. Que continúe existiendo Cubo Blanco implica luchar por que en México la valía del arte no equivalga tan sólo a un precio y resistir la comercialización de todo intercambio social.
Mari Carmen Barrios Giordano
1. Cubo Blanco se ha convertido en una plataforma indispensable para diseminar crítica de arte y pensamiento en México. Su política de edición es la de dar amplia libertad a lxs autorxs y eso hace a Cubo Blanco una plataforma valiente y relevante en el contexto de un fascismo que se cierne en los espacios de debate en nuestro país. Y que además tiene una política de remuneración de lxs autorxs que es poco usual: la mayoría de las plataformas digitales diseminan contenido que lxs autorxs generan gratis.
2. Para lxs que creemos en el arte como un espacio crítico y de debate, Cubo Blanco seguirá siendo fundamental para contribuir precisamente a construir ese espacio crítico, especialmente en un momento en el que la producción artística en México está siendo atravesada ya sea por intereses populistas o de mercado.
Como autora, agradezco siempre la libertad editorial y el espacio de interlocución que me ofrece Cubo Blanco y la posibilidad de experimentar con el pensamiento crítico. Hay otras plataformas que tienen políticas o lineamientos editoriales (extensión, marco de pensamiento, líneas editoriales concretas) que a veces limitan.
Irmgard Emmelhainz
1. Porque es un medio comprometido con la crítica, abierto a voces divergentes, cuyo interés es procurar la conversación informada sobre arte contemporáneo en México. Sé que esta impresión es compartida en el campo, y eso hace que publicar en Cubo Blanco también garantice que los textos sean leídos por un público interesante dispuesto a ampliar la reflexión.
2. Creo que lo que determina las prácticas son factores socio-económicos: quién da dinero y a quién se lo da. Por ello, me cuesta trabajo pensar que la producción de pensamiento pueda moldear de alguna manera el futuro. En todo caso la importancia que veo a la labor de Cubo Blanco es la elaboración de testimonios del presente que ayuden a entenderlo a investigadores por venir.
Gustavo A. Cruz Cerna
1. Cubo Blanco es una plataforma abierta, no hay sesgos políticos y es muy libre.
2. Cubo Blanco es importante porque la crítica en México es velada cuando existe, habitualmente no hay crítica. Si se estimula el pensamiento independiente como lo hace la plataforma, en el futuro la escena del arte podría mejorar mucho, podría ser más responsable, crecería y dejaría de imitar modelos impuestos tratando de desarrollar los propios.
Edgardo Aragón
1. Yo me he interesado en el arte contemporáneo desde Querétaro y trabajo en él desde acá. Tener un espacio para leer y discernir lo que pasa en el resto del país en el ámbito del arte contemporáneo me da la posibilidad de ser parte de un mundo que no está limitado por el territorio. Por eso lo leo y por eso publico también, para que lo que pasa aquí abreve a las multiplicidades que integran el mundo del arte actual.
2. El arte es una especie de pase que alguien cacha, le dijo James Turrel a Julie L. Belcove, periodista especializada en arte, en una entrevista para Harper’s Bazaar en 2013. "No sólo lo lanzas, alguien tiene que atraparlo". Creo que esta es una afirmación acertada y que me ayuda a hacer un punto. Cubo Blanco contribuye a que los diversos y múltiples pases que se generan en una escena prolífica, fragmentada y dinámica sean cachados poniendo en un terreno común temas y proyectos para ser vistos y discutidos. Pensar sola es muy difícil y una revista como Cubo Blanco es una puesta en común, es compañía para todas los que nos dedicamos a esto.
Paulina Macías
Seré hiperbólica, pero breve. Ciertamente, Cubo Blanco es la revista más relevante de crítica de arte que hay hoy en el país. Podría parecer que eso no es decir mucho, porque en realidad apenas si hay un par más. Las otras, no obstante, son de esas que buscan atender el fenómeno de las artes en toda su amplitud, y se quedan, me temo, en el brochazo tosco y superficial; reseñas breves y de aires intelectualosos, que poco aportan a la reflexión honda de lo que ocurre en nuestras artes, particularmente, locales. Cubo Blanco es la única revista donde no se publica nada más que crítica de artes visuales, con el ojo puesto, sobre todo, en la Ciudad de México —algo que podría parecer excesivamente acotado, pero que aquí, sin duda, es un acierto, pues es lo que permite una entrada más honda en la materia—. Esa focalización le ha servido a Cubo Blanco para concitar un interés, por momentos, casi diría, exaltado, en la discusión sobre la labor de los artistas y el papel de los museos. Algo que no veíamos desde hacía mucho tiempo, quizá con la excepción notabilísima de la cuenta de Instagram, “Obras de arte comentadas”, de Baby Solís, que causó un furor que no conocíamos en estas latitudes, tan dadas al marasmo crítico. Y eso, para decirlo pronto, hizo que se generara en torno a la revista una comunidad lectora, que pensé inexistente. Y todo gracias al tesón invencible de Edgar Hernández. Cubo Blanco es lo que es: el único espacio donde muchos podemos publicar textos críticos sobre la actualidad de las artes visuales. Con el añadido de que sabemos que seremos leídos y, en una de esas, destruidos después ferozmente en las redes, ja, ja, lo cual me llena de esperanza frente a este mundo con extremo déficit de atención.
María Minera
1. Por compañerismo con Edgar, se ha esforzado en hacer este proyecto. Para tener una audiencia distinta a la que tengo en mi plataforma.
2. Es importante que existan medios de arte, especialmente aquellos que puedan ofrecer visiones no moralistas.
3. Considero que este tipo de textos son necesarios, desafortunadamente cualquier postura anti-cesura o anti-cancelación ahora se toma como "boomer", cualquier defensa de la libertad de expresión (y no de lo comunitario, bla bla) se lee así tristemente y eso creo que impide que generaciones más jóvenes tomen en cuenta estos puntos de vista.
Baby Solís
En la trifulca que ha definido el mundo cultural en lo que fue este cambio de siglo, uno, entregado a la crítica y el periodismo, ha vivido saltando entre publicaciones. Edgar y yo nos conocimos en una remota sala de redacción, él escribía de arte y yo, de cine. Aunque también era colaborador asiduo de publicaciones de arte locales y foráneas, razón por la cual, cuando fundó Cubo Blanco, tuvo a bien invitarme a colaborar en la publicación, que ha venido dando pauta sobre la escena del arte en México. Si se tratara de definir Cubo Blanco, en términos de lucha libre, diría que es más ruda que técnica: aunque clara, no da concesiones, y ha venido a convertirse en monitor y referencia del arte contemporáneo en México. La supervivencia de una publicación de esta naturaleza, más allá del apoyo de los museos de arte contemporáneo que pueden apreciarse en los cintillos de la página, no deja de resultar heroica, entregada al compromiso de ser ventana de un mundo que, a pesar de su fasto, no deja de tener canales y salidas limitados para su comentario y difusión. No puedo creer que ya han pasado diez años desde que Edgar abrió este cubo blanco para dar fe de otros tantos cubos blancos en los que se expone, se agota, se revisa y se discute el arte, sus límites, sus alcances, sus proporciones y sus desatinos. Una es la lectura que podemos hacer frente a los objetos dispuestos en un cubo blanco, otra es la que podemos hacer frente a la línea desde la que se discuten esos contenidos en este otro cubo blanco. Quedan los juegos y las articulaciones desde donde pueden definirse y vincularse, el espacio que se abre entre gesto y objeto, sus posibles significantes, expandiendo —en la esperanza de romper— el campo donde se disponen, más allá de su lugar, estos dispositivos y el sentido al que se abren, el que rompen, el que —quizás— nunca alcanzan.
Ricardo Pohlenz
1. Apoyo el proyecto porque creo en la potencialidad que tienen las conversaciones que Cubo Blanco suscita; la potencialidad que tienen para recorrer espacios que al menos yo desconocía —por ejemplo, un debate abierto en torno a la última polémica, la última exhibición que ha generado furor en redes sociales, etcétera, como si de réplicas en periódico se tratase— y de igual manera, Cubo Blanco ha permitido un flujo de pensamientos que resultan opuestos a la hegemónica masa unidireccional y totalizante que constituye la famosa y mal llamada "opinión pública" que dicta qué hacer y qué no hacer hoy en día. Me sobran razones para apoyar :)
2. Me parece que la importancia de Cubo Blanco en el futuro del arte en México radicará en la multiplicidad de sus voces y en ayudar a conservar el sentido crítico con el que nos relacionamos con las imágenes y textos de nuestro entorno.
Alex R. Ander
1. Trataré este punto desde una perspectiva muy personal. Para mí Cubo Blanco ha sido una gran plataforma. Como curadora, sin duda la historia y el trabajo del proyecto es un referente desde que existía como columna, revista y editorial, así como el trabajo de Edgar Alejandro Hernández, su fundador y director. Por ello publicar aquí es un privilegio y esperemos que vengan mínimo otros 10 años más de espacios que son y sostienen este circuito.
Publicar en Cubo Blanco es ser parte de un repositorio digital que recopila ideas, conceptos, historias, investigaciones y múltiples voces de distintas generaciones, además de ser un proyecto que impulsa la escritura de los nuevos agentes.
2. Los espacios que impulsan y generan crítica de arte en México se han vuelto casi nulos por ello es vital divulgar y sostener estos espacios de crítica y reflexión. Sin duda Cubo Blanco es un referente mexicano que subsiste aun cuando el mundo actual se sostiene de la imagen y no del texto. Ese punto crítico y reflexivo es vital para cuestionarnos día a día en un sistema actual donde el mercado toma protagonismo y donde es vital la escritura para generar análisis críticos y actualizados del quehacer artístico.
3. Es vital que estos espacios sigan existiendo; nos marcan una pauta, nos ayudan a contextualizar y enfatizar la importancia de seguir analizando, escribiendo, y tener espacios para ello. Además, Cubo Blanco ha sido semillero de escritores, críticos y curadores que han encontrado aquí un lugar para compartir sus reflexiones.
Yuriko Cortes
Cubo Blanco es una de las publicaciones especializadas en crítica más longevas en la historia del arte contemporáneo en la Ciudad de México, que sobrevivió las condiciones de su gestación bajo el cobijo de un periódico y pervive de manera independiente, pero qué pesado siempre que se habla de crítica terminar hablando de cómo no ha muerto, señalar mira cómo sigue y sigue, qué admirable. Sin duda no es un mérito menor seguir con vida, la medalla a la excelencia del perro callejero, la astucia, la persistencia, la adaptación, la inteligencia y el uso correcto de los colmillos. Pero el éxito de una publicación de crítica no se mide por su constancia, ni por el prestigio de sus colaboradores, el éxito de la crítica es lograr que se hable abiertamente de lo que se habla sólo en privado, llevar los conflictos que circulan del campo del rumor al campo de la discusión en los términos del argumento. Si Cubo Blanco ha logrado esto ya no es una pregunta, eso no está en duda, lo que resta es el reconocimiento, la validación de tal logro que de ninguna manera podría venir de una institución, ¿qué clase de institución podría reconocer la crítica? ¿Qué institución podría albergar el cuestionamiento de su propia legitimidad? En todo caso sería una que aún no tenemos en la ciudad, una institución cultural en nuestra organización política está capacitada sólo para reconocer lo que previamente ya podía aceptar, es decir, el protocolo de una honra residual. La legitimación incuestionable de la práctica de la crítica corresponde, por lo tanto y por derecho, a las voces de personas que han tomado el espacio que Cubo Blanco ha ofrecido. Uno se merece su cumpleaños cuando los demás le organizan una fiesta sin su consentimiento, borrando la diferencia entre la convicción personal y el derecho civil, ignorando la distinción entre el afecto y el honor, y es por esto que la iniciativa de Mari Carmen Barrios de convocar a los que hemos participado en la publicación marca una auténtico festejo: el hecho de que una persona haya encontrado en esta plataforma la ocasión para posicionarse ante un dispositivo cultural y que ahora reconozca a su vez el sentido de su voz en otras justifica los esfuerzos, las tomas de protesta propias, y no se me ocurre mejor manera de celebrar un aniversario.
Erick Vázquez
Las opiniones vertidas por los colaboradores o invitados de Revista Cubo Blanco son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y publican, por lo que no representan, necesariamente, la postura de Revista Cubo Blanco respecto de cualquier tema.
Texto publicado el 20 de junio de 2025.