LAGO, nuevo espacio dedicado al arte en Chapultepec
Por Edgar Alejandro Hernández
Uno de los múltiples efectos que tuvo la pandemia dentro de la actividades económicas a escala global fue la casi completa extinción de espacios dedicados a eventos sociales. El aislamiento social y las medidas de sana distancia resultaron un golpe frontal para inmuebles cuyas dimensiones y gastos de operación sólo eran costeables con actividades multitudinarias.
El icónico edificio construido en 1964 al pie del Lago Mayor en la Segunda Sección de Bosque de Chapultepec fue uno de los tantos edificios que terminaron semiabandonados tras la pandemia. Las bodas, graduaciones y demás eventos sociales pararon en su totalidad y esto abrió la puerta para que otro tipo de actividad tuviera cabida.
Es aquí donde la empresa CMR, operador del antiguo Restaurante del Lago, generó una alianza con la galería OMR para desarrollar un proyecto cultural que abrió sus puertas desde febrero pasado crear un proyecto de “regeneración” que mantuviera el área de servicios, pero que convocara a un nuevo público a través de exposiciones y actividades vinculadas al arte contemporáneo.
Cristóbal Riesta, dueño de la galería OMR, es enfático al señalar que una de las mayores obras de arte que presentan dentro del proyecto es el edificio recuperado, ya que parte importante de la remodelación estuvo centrada en quitar todos aquellas divisiones y estructuras que se le fueron agregando con los años para optimizar su uso comercial.
Y es que el antiguo Restaurante del Lago fue concebido por el entonces director de obras de la Ciudad de México, Leónides Guadarrama, y diseñado por el arquitecto Alfonso Ramírez Ponce, con una inmensa cubierta asimétrica de concreto con forma hiperbólica paraboloide, que seguía la tendencia de innovación modernista de arquitectos como Mies van de Rohe y Félix Candela.
Si bien el diseño se mantenía al exterior, por dentro resultaba casi imposible apreciar la caprichosa y pronunciada curva de sus techos, los cuales hoy pueden ser vistos desde prácticamente cualquier ángulo. Sumado a la arquitectura, la vista del Lago Mayor y la posibilidad de tener iluminación natural convierten al proyecto en uno de las galerías más versátiles de la Ciudad de México, además de que se ofrece otra alternativa, desde la iniciativa privada, al megaproyecto del Bosque de Chapultepec que promueve actualmente el gobierno federal bajo la coordinación del artista Gabriel Orozco.
El nuevo proyecto se divide en LAGO y ALGO, el primero es un espacio de trabajo, un café y un restaurante que tiene como eje el generar una consciencia sobre el orn de sus productos y procesos. El restaurante tiene como cabeza a Micaela Miguel, quien desarrolló un mercado de pesca sostenible que busca llevar la granja a la mesa.
ALGO, indica Riestra, partió de la necesidad de cambio generada por la crisis sanitaria, para recuperar y resignificar un edificio emblemático de la Ciudad de México y darle un nuevo propósito, “uno que incluye transformar lo privado en público, lo exclusivo en incluyente, lo social en cultural”.
El galerista explica que literalmente tuvieron que ir pelando como si fuera una cebolla el edificio para retirar las numerosas capas que los años de uso como restaurante y salón de banquetes le había impuesto para “recuperar un ícono de la arquitectura moderna de los años sesenta”. Este trabajo se logró en colaboración con el estudio de arquitectura Naso.
Exposición inaugural
Partiendo de que LAGO/ALGO se encuentra en uno de los mayores pulmones de la Ciudad de México, el proyecto se plantea como un lugar de encuentro con la naturaleza, con la historia de la arquitectura moderna, con las artes y la cultura, con la cocina sostenible hecha a partir de ingredientes locales.
La primera exposición de ALGO es una colaboración entre las galerías OMR y José García, la cual se titula Form Follows Energy (La forma sigue a la energía) y reúne 45 piezas que van del pequeño al gran formato, realizadas por 27 artistas nacionales y extranjeros de ambas galerías.
La unión resulta crucial para este proyecto, ya que no existe otro proyecto de galería que pueda reunir en un mismo espacio a Atelier Van Lieshout, Nina Beier, Matti Braun, François Bucher, Pia Camil, José León Cerrillo, Jose Dávila, Pablo Dávila, Simon Fujiwara, Mario García Torres, Yann Gerstberger, Trix and Robert Haussmann, Christian Jankowski, Alicja Kwade, Guillaume Leblon, Artur Lescher, Marie Lund, Benoît Maire, Jorge Méndez Blake, Ana Montiel, Rubén Ortiz Torres, Gabriel Rico, Eduardo Sarabia, SUPERFLEX, Torolab, Troika y James Turrell.
La exposición, explica Cristóbal Riestra, explora temas como la memoria y el tiempo, los conflictos de nuestra sociedad contemporánea, la fragilidad del ecosistema, el trauma como portal de curación y la crisis como oportunidad de cambio.
“La forma sigue a la energía es una máxima que engendra una reconexión con la lógica de la creación y, consecuentemente, por medio de una reacción en cadena, traza la historia de lo que concebimos como tiempo, desde el Big Bang (energía) hasta la vida actual en la Tierra (forma)”.
El recorrido de la exposición está pensado por secciones. ALGO inicia con un espacio de transición, donde las obras acompañan el recorrido para llegar a la sala principal, donde las obras de gran formato se exhiben con luz natural y tienen como marquesina la vista del Lago Mayor. Las nociones de herencia, memoria, ruina o modernidad se mezclan para ofrecer un panorama de la producción artística contemporánea a escala global.
La arquitectura, como ya se ha mencionado, es el primer protagonista de la muestra, pero fundamentalmente porque determina la mirada que se puede tener de las obras. En esencia, lo que la muestra busca es conectar la noción de forma como resultado de la energía que se ha puesto en movimiento. En arquitectura, y en este edificio en concreto, la forma sigue a la energía y esto se entiende como la relación entre la energía y la forma del ambiente construido.
“La cubierta en forma de paraboloide hiperbólico de este edificio modernista, obra central de esta exposición, es un perfecto ejemplo de la optimización de flujos de fuerza en su estructura. Así como la distribución de energía en su cubierta es lo que da forma al edificio, la energía que invertimos en este proyecto es testamento de la forma que hoy cobra”.
En esa misma lógica, indica, la energía que se manifiesta hacia la Tierra es la que la transforma. Esto se vuelve más evidente si se reflexiona sobre el pasado del hombre como especie y su destino actual, en el que el desequilibrio muestra consecuencias realmente graves.
A través del trabajo de 27 artistas, la muestra busca presentar una secuencia de momentos simbólicos que ilustren el punto en el que estamos a partir de aquel del que venimos, e insinúa oportunidades para actualizar nuestro sistema operativo.
Form Follows Energy se presenta hasta el 16 de agosto de 2022 en LAGO/ALGO. Bosque de Chapultepec, Pista El Sope S/N, 2a Sección, frente a Lago Mayor, Miguel Hidalgo, Ciudad de México.
Texto publicado en el número 311 de la revista Correo del Maestro, abril de 2022