Estación material, ¿qué rico?
Por Sidharta Figueroa
GUADALAJARA.- Muy rico y todo pero no puedo sacarme de la cabeza ese coro de un éxito musical de mediados de los ochentas…
Cause we are living in a material world
and I am a material girl
you know that we are living in a material world
and I am a material girl
Cuando pienso en Estación Material, pienso de manera irremediable en Madonna y después en Karl Marx. Una feria de arte que, al igual que la Material Girl, se siente atraída por las cosas materiales y el lujo, pero también busca algo más profundo… tan profundo que desentierra cadáveres que muy apacibles descansaban en la bruma bajo doscientos años de tierra y polvo: los salones parisinos decimonónicos, para hacer merodear de nuevo a su espectro con pretensiones de ilustración francesa, “conjuran temerosamente a los espíritus del pasado para ponerlos a su servicio, toman prestados sus nombres, sus consignas de batalla, sus trajes, para representar, con estos venerables ropajes y en esta lengua prestada, la nueva escena de la historia universal.”(1)
La Historia se repite, pero como una parodia; los salones están de vuelta, materializados en formato de feria y en esta ocasión colocado en una plataforma en la colonia Americana “el barrio más cool del mundo”(2). Dejaré en pausa las crónicas marxianas para hacer un esbozo en plein air del maravilloso paisaje desplegado en la página oficial de Estación Material, que trata de proyectar un estereotipo de los coleccionistas de arte, con una cuidadosa selección de imágenes que invitan a lo primordial; éxito, progreso y mejora de estatus social. Marketing aspiracional. Un tríptico que retrata grupitos de “gente bien” pasándola no tan bien, los motivos son claros, una feria de arte poco tiene que ver con la divulgación y creación de nuevos públicos, en todo caso tiene como objetivo fundamental generar nuevos mercados y vender para obtener beneficios, ojo, vender no se limita al fetiche, al objeto, el producto puesto en circulación es intangible, ojalá vendieran humo en lugar de Fomo(3).
El crecimiento exponencial de la oferta de ferias quizás podría explicarse porque el espectáculo es un negocio rentable, incluso podría aventurarme a asegurar que solo es rentable para la feria pero un mal negocio para la mayoría de los expositores, que pagan el precio por no quedarse fuera de le escena, es decir, por Fomo, porque santo que no es visto, no es adorado. Lo cierto es que no existe un reporte del valor del mercado del arte en México ni cifras aproximadas del valor monetario que se mueve en las ferias, en términos económicos y financieros el mercado del arte en México está envuelto en la bruma.
Esa bruma cae sobre la fuerza de producción de la que se alimenta el mercado del arte: las corporalidades (artistxs, curadorxs, críticxs y divulgadorxs) que en la precariedad recurren al autoempleo y autogestión, una forma romantizada de nombrar a la autoexplotación. Aquellas que logran introducirse en el mercado laboral ya sea estatal u ofertada por “personas morales” terminan engullidas en una precariedad regulada, normada y bien establecida, obligándoles a recurrir al poliempleo. El mercado del arte se ha convertido en una industria que explota el trabajo de las corporalidades que integran el ecosistema del arte, manteniéndolas en un estado de precariedad y vulnerabilidad, la alienación de estas corporalidades las despoja del control sobre su propia fuerza de trabajo, que muchas veces son nada o mal pagados, mientras que los galeristas, coleccionistas, “personas morales” de la industria creativa, el Estado y otros actores del mercado se benefician. Esto perpetúa la precariedad y la inestabilidad de las corporalidades que viven en un estado de incertidumbre y vulnerabilidad, sin acceso a derechos laborales básicos ni estabilidad económica. Como ejemplo, aunque no estaba anunciado en el programa inicial de Estación Material Vol. 3 , una vez inaugurada la feria anunciaron mediante Instagram su programa “VOCAL” que consistía en una serie de entrevistas y conversaciones enfocadas en el tema de las prácticas curatoriales. Las charlas se llevaron a cabo en el auditorio de Plataforma, el boleto de entrada permitía al público asistente ingresar a dichas entrevistas. “Vocal” consistió en invitar a agentes institucionales; Tatiana Cuevas (directora del MUAC), Kit Hammonds (curador en Jefe del Museo Jumex), Karla Niño de Rivera (coordinadora de Exposiciones y Jefa de Conservación Museo Anahuacalli), Laura Orozco (directora de ESPAC), Doreen Ríos (fundadora de [ANTI]MATERIA) y Daril Fortis (director de Museos y Galerías de la Secretaría de Cultura de Baja California), entrevistadas por Monica Ashida, Alejandro Cámaras Frías, Yuriko Cortés, Olga Gutiérrez, Miriam Hernández y Rodrigo Santoscoy. Lxs entrevistadorxs fueron anunciados en la misma publicación, en grupo y sin ningún tipo de presentación que diera una mínima idea de cuál es su quehacer en el ecosistema del arte, pero lo que me parece más importante resaltar es que fueron invitadxs a la charla con un “pago simbólico”, el aparato del mercado lanza sus redes de captura. No imagino a otras fuerzas laborales que intervinieron en el desarrollo de la feria recibiendo un “pago simbólico” bajo la velada promesa coercitiva de proyección, posicionamiento y currículum. Material no es un programa público, es un proyecto con fines de lucro, y desde luego al revisar el catálogo de la feria no encontré ninguna obra cuyo precio fuera “simbólico”.
En el artículo Mercado del arte en México, una década de cambio, Edgar Alejandro Hernández hace una pregunta no solo interesante sino urgente. ¿De qué vive esa gran masa de creadores no remunerados por el mercado del arte?, yo reformularía la pregunta sustituyendo el verbo vivir por sobrevivir para intentar responderla. ¿Cómo sobrevive esa gran masa de creadores no remunerados por el mercado del arte? Sobrevive porque no es una masa, tampoco es un sistema, mientras que el mercado del arte es un sistema constituido por redes, una red es un arma, un aparato de captura que inmoviliza, retiene, apresa. Las corporalidades constituyen un ecosistema, está formado no por redes, sino por membranas citoplasmáticas, son orgánicas, semipermeables y construidas por afectos, confiere protección al ecosistema y proporciona otras condiciones estables en su interior. En este punto, quizás sea necesario hacer un conjuro e invocar a uno de los espectros de Deleuze y Guatari, el espectro del nómada. Al igual que los nómadas que se desplazan por el desierto, evitando las trampas y los aparatos de captura del Estado, las corporalidades son empujadas a buscar formas de sobrevivir y resistir-se a las redes que buscan inmovilizarlas. Crean sus propias líneas de fuga, sus propios espacios de libertad, para escapar de la explotación pero no de la precariedad. La membrana citoplasmática que constituye el ecosistema es semipermeable, permite el intercambio y la comunicación. De esta forma pueden crear sus propios entramados de apoyo y solidaridad, tejidos que no buscan inmovilizar ni apresar, sino que permiten la circulación y el flujo, si no del capital suficiente al menos de afectos. Red y Membrana no son antagónicas pero sí son distintas, una de las 16 galerías presentes en Estación Material fue Galería Curro (Guadalajara, Jal.) y uno de los artistas representados es Juan Manuel Salas Valdivia, quien junto a la curadora Miriam Hernández llevan en su propio estudio; DÉFICIT, un espacio autogestivo que consiste en una residencia para la producción pictórica, que funciona también como espacio de reflexión, intercambio y comunicación, aun cuando la obra que se produce durante la residencia está a la venta dista mucho de la forma de operar de una galería, y no es extraño puesto que es un espacio gestionado por y para las corporalidades del ecosistema del arte.
Por otro lado, Material se enorgullece de contar con un programa único (Proyectos) con el objetivo de proporcionar una plataforma flexible para la experimentación, el desarrollo artísticos y curatoriales dirigido a proyectos independientes dedicados a la curaduría y exhibición de arte contemporáneo en México, además de recibir el espacio gratuito de exhibición en sus eventos durante dos años, los proyectos seleccionados mediante convocatoria reciben asesorías y talleres. A caballo regalado no se le miran los dientes dice un viejo refrán, “Temo a los Griegos incluso cuando traen regalos” pronunció el sacerdote troyano Laocoonte. Es meritorio el programa Proyectos, sin embargo, es una metonimia para lo que en marketing se denomina “prueba de mercado”, que a grandes rasgos son procesos para evaluar la viabilidad y el potencial de éxito de un nuevo producto o servicio antes de su lanzamiento oficial. Y es que si algo está claro en toda esta bruma es que los proyectos independientes, al no estar sujetos a las leyes del mercado, tienden a ofrecer propuestas más arriesgadas, más interesantes y con más niveles de lectura. Carne fresca para la vorágine del arte, mmmmmm arte, ¡qué rico!
Proyecto E.M.E. forma parte de la segunda generación de Proyectos, para Feria Material Vol. 10 presentó Supermercado E.M.E. “Una exposición en formato de mini súper que reflexionó en torno a la hipermercantilización del arte”, donde utilizaron herramientas de promociones de ventas; estrategias habituales en mercadotecnia para estimular e impulsar las ventas ofreciendo incentivos a corto plazo como descuentos, premios y más. Lo semejante cura lo semejante, el ejercicio homeopático de comercialización propuesto por Proyecto E.M.E. es una forma de crear sus propias líneas de fuga y sus propios espacios de libertad, hace una crítica mediante una parodia de la parodia, instalando un mini súper dentro de un hipermercado/feria de arte. Para la tercera edición de Estación Material en Guadalajara, Proyecto E.M.E. mantuvo su postura crítica con el simulacro de una parrillada de interior con pasto sintético, paisajes simulados y el falso azul del cielo. Un movimiento nómada como respuesta al nuevo formato expositivo de Material que busca desdibujar la línea entre la feria, la bienal y lo banal. En su caprichoso intento de meter una feria de arte en lo que alguna vez fuera una casa funeraria, optaron por hacer una exposición colectiva dentro de un pabellón, por lo que tuvieron que transformar el espacio y levantar muros de tablarroca, muros simulados, para el pabellón de dos plantas que dividieron con líneas imaginarias en nueve núcleos para las 16 galerías y 6 proyectos, “una oportunidad única para descubrir algunas de las obras más emocionantes del arte contemporáneo de México y del extranjero, todo en un ambiente vibrante y festivo”.(4)
El “nuevo formato expositivo” más que exposición colectiva funcionaba como showroom digno de “el barrio más cool del mundo” y la experiencia similar a la de ir de compras al IKEA, recorrer los dos niveles para “descubrir las increíbles obras en exhibición de más de 80 artistas. El día ofrece el ambiente perfecto para pasar el tiempo con amigos, familia y colegas, mientras disfrutas de bebidas, comida y música en vivo en la terraza de Plataforma”.(5)
Si bien la estrategia de Proyecto E.M.E. articula una crítica aguda al mercado del arte mediante la parodia de la parodia y el simulacro, lo cierto es que, al igual que la propia estructura que busca ironizar, también se ve atrapada por el aparato comercial que pretende desafiar. Esta contradicción se vuelve aún más evidente cuando consideramos que el mercado del arte sigue siendo el único espacio donde la mierda se puede vender a precio del oro(6), la pintura puede oler a mierda pero no a cosa muerta, en la superestructura del arte siempre se le llora al muerto equivocado aun cuando no hay un cuerpo al cual llorarle, a pesar de cien años de intentos de pictoricidio, es un hecho que a la pintura le cortan una cabeza y le salen siete, eso es porque la pintura no se crea ni se destruye solo se transforma, lo que cuesta mucho transformar es la forma de leerla, porque pintura es escritura.
Pero el mercado es un agujero negro con una fuerza gravitatoria tan fuerte que nada puede escapar, en el sistema del arte como en todo lo demás los hábitos de consumo determinan la producción, así los intermediarios pueden segmentar el mercado y personalizar la oferta conociendo las preferencias de los consumidores, por eso no es extraño que la práctica pictórica haya incrementado en los últimos años, tampoco que la obra disponible durante la feria estuvo compuesta en su mayoría por propuestas pictóricas, ya sea de técnicas tradicionales o más experimentales. Cuando el dispositivo artístico es capturado por el aparato del mercado sucede una transustansación, mantiene su apariencia externa y propiedades físicas pero se transforma en un producto para un showroom en el barrio más cool del mundo, en un fetiche que hace juego con la sala o el comedor o como dijo Matisse en “un arte de equilibrio, de pureza, de tranquilidad, sin asunto inquietante o preocupante, que sea para todo trabajador o intelectual, sea hombre de negocios o de letras, un lenitivo, un calmante cerebral, algo análogo a un buen sillón en que descanse de sus fatigas físicas”. Muy rico y todo pero…para ferias, la Feria del Elote en Tesistán.
(1) K. Marx, El 18 brumario de Luis Bonaparte, ed. de Clara Ramas San Miguel, Akal, 2023, pp.77
(2) La revista británica Time Out catalogó a la Colonia Americana, en Guadalajara, como el mejor barrio del mundo en octubre de 2022
(3) Fomo “fear of missing out”.
(5)https://material-fair.com/es/platform/estacion-material-vol-3/event/estacion-material-vol-3-sunday/
(6) En 1961 Piero Manzoni presentó 90 latas “mierda de artista” 30 grs de su mierda a precios de 30 grs de oro.
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