Natasha, incorrección lapidatoria de la autodestrucción

 Por Rocío Cárdenas

 

Natasha Fuentes Lemus, de 29 años de edad, hija del escritor mexicano Carlos Fuentes y de la periodista Silvia Lemus, fue hallada muerta el lunes 22 de agosto (2005) bajo un puente del barrio de Tepito, en la Colonia Morelos, de Ciudad de México. La tragedia obligó al escritor y su esposa a viajar desde Londres, donde viven al menos seis meses al año.

MONTERREY.- El performance de reanimación, Natasha, presentado en dos ocasiones en el Museo MARCO por el artista Isaac Olvera (Puebla, 1982), abordó la tensión entre lo personal y lo político,  lo íntimo y lo colectivo, construyendo un diálogo entre la historia, el activismo y la narrativa institucional. Este acto performático destacó significativamente en el programa de Las Artes Monterrey al situarse fuera del circuito convencional artista-espectador, ofreciendo una experiencia disruptiva y fuera de lo esperado.

A través de relatos que cruzaban ciudades como Nueva York, Monterrey, Londres y Ciudad de México, Olvera configuró una cartografía de cuerpos abyectos, identidades reprimidas y resistencias imaginadas. Conceptos como Natasha, identidad, agresión física y deseo, emergieron para darle voz a una narrativa que, sin estos actos de reanimación escénica, no tendría un espacio para existir.

El cierre de estos performances de reanimación fueron acompañados por un baile con lip sync de la canción My Heart Belongs to Daddy, interpretada por Anna Nicole Smith; en ambas ocasiones la catarsis final fue acompañada por aplausos. Finalizando la acción mediante una sesión de autógrafos en la cual Natasha convivió con los asistentes dandoles además una dedicatoria personal.

En estos dos performance, Natasha no fue solo un personaje, sino un medio de expresión para criticar, reflexionar y crear imágenes poderosas que cuestionan el status quo cultural y político de una ciudad como Monterrey desde el escenario más importante para el arte contemporáneo local: el museo MARCO. 

La primera presentación tuvo lugar en el auditorio del Museo MARCO, donde se rompió la "tercera pared" en un escenario liminal. Miguel Shangrila[1] culminaba el maquillaje de Olvera, mientras este último ensayaba e intentaba recordar secuencias y pulia su dicción, un talento en el que se destaca. Para este evento, Olvera contó con la complicidad de diversos actores locales: activistas, artistas, figuras ajenas y, sobre todo, mujeres de las élites regiomontanas. Estas mujeres, voluntaria o involuntariamente, participaron desde un espacio de ruptura con el patriarcado político y cultural de Monterrey. Algunas se sentaron en la parte trasera del auditorio, observando con curiosidad la acción y cuestionándose:
¿Quién es Natasha? ¿En qué se parece a mí? ¿Por qué fui invitada a presenciar esto?

En los últimos tres años, la vida cotidiana de Olvera en Monterrey se ha centrado en sus labores docentes y en la recuperación de archivos históricos de los años noventa, relacionados con grupos activistas como Abrazo y Acodemis[2]. En esta ciudad marcada por una corrección empresarial, Olvera encontró en Natasha –su alter ego performático– una figura que desafía las estructuras patriarcales y los cánones culturales establecidos.

Natasha, "la hija" de un prócer cultural que narró la conquista de México desde un pedestal oficialista, se presenta como un espejo enterrado. En su performance, Olvera encarnó a este personaje autodestructivo, doloroso y el cual vivia al límite entre la prostitución y el consumo de drogas.

El presidente Vicente Fox se comunicó con el autor de Aura y su esposa apenas se enteró de la noticia. “Estimados Carlos y Silvia: acompañan a estas líneas mi condolencia y un abrazo en este momento en el cual entrañablemente todos estamos con ustedes. Les pido resignación; necesitamos de su temple y fortaleza para seguir en la lucha intelectual por un México y un mundo mejor. Reciban de mi parte y de mi esposa Marta nuestra invariable amistad, solidaridad y apoyo incondicional. Natasha siempre habitará en nuestro recuerdo".

Ambos performances inician con Isaac vestido de vaquero con botas y sombrero. Una imagen idilica del varón norteño. Poco a poco, esa figura fue despojándose de su vestimenta, colocándose medias y modulando su voz, susurrando una historia imaginada que dialogaba con la realidad y la ficción.

En la primera ejecución, el público presenció un monólogo acompañado de imágenes proyectadas en una pantalla. Entre estas se destacaban recortes fotográficos de María Eugenia Llamas (1944-2014), "la tucita"[3], quien se trasladó a Monterrey para casarse con una figura ilustre de la televisión regiomontana, Rómulo Salazar (1916-1996)[4]. El ambiente oscilaba entre lo seductor y lo cabaretesco, con una oscuridad que intensificaba las imágenes y los diálogos.

El acto adquirió un carácter decadente y doloroso, donde los cambios de vestuario y la movilidad limitada en un espacio constreñido enfatizaban la fragilidad y el desgaste físico del artista. La ayuda de un asistente –fotógrafo y exalumno– para realizar tareas como cambiarse de ropa o caminar con una pierna de maniquí añadía un toque íntimo y profundamente humano al performance.

Por el contrario, en la segunda ejecución, realizada al aire libre en el patio del museo, Olvera tuvo mayor libertad de movimiento. Esculturas monumentales hechas de pelucas acompañaron el acto, balanceándose con el viento mientras él, vestido de rojo, transitaba entre personajes. Este cambio de escenario aportó una dimensión distinta a la narrativa, donde el uso del espacio abierto y la luz del día crearon nuevas imágenes y significados.

Los dos performances superaron el travestismo como mero recurso escénico, situándose en un punto de inflexión frente a mitos más grandes: el activismo local, las conexiones de las élites con agendas progresistas, y la voz de Natasha como un puente entre ambas narrativas. Este puente fantástico ofreció una polifonía de voces y perspectivas que no solo cuestionaban la cultura legitimada, sino que también desestabilizaban el poder institucional desde el género y la resistencia personal.

Uno de los momentos más memorables fue cuando Isaac incorporó una "tercera pierna", encarnado la monstruosidad que se atribuye a las mujeres que desafían su "destino natural" como madres y esposas. Este acto, cargado de simbolismo, también evidenció la prótesis, como un elemento anómalo que irrumpe después de la metamorfosis frente a la propia autodestrucción como recurso creativo. Añadiendo capas de nuevos significados a su propio cuerpo.

Natasha

Performance de reanimación

Por Isaac Olvera

Jueves 30 de enero

Domingo 2 de febrero

Museo MARCO, Monterrey

[1] Miguel Shangrila es un estilista famoso en Monterrey. A lo largo de más de 3 décadas ha maquillado y peinado a las celebridades locales y nacionales. Fue amigo íntimo de Julio Galán, además de activista. 

[2] Organizaciones civiles con trabajo en la protección de la salud en el tema del VIH y otras ITS. Sus objetivos abarcan la prevención y la inclusión para la comunidad LGBTQ+.

[3] Actriz mexicana del cine de oro. Fue una figura que cruzó fronteras desde la farándula gracias a su trabajo por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTQ+ escandalizando las buenas conciencias regiomontanas desde el escenario y desde la esfera pública.

[4] Pionero del radio y la televisión regiomontana. Fue conductor durante casi 3 décadas del programa televisivo "¡Mira que bonito! y Aficionados de Rómulo" precursor de la televisión humorística en vivo.

Texto publicado el 7 de febrero de 2025.

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