Secretos
Por Nika Chilewich
La actual intervención artística de Iñaki Bonillas en la Casa Luis Barragán se plantea como una exploración de la idea "figurativa" del "secreto", la cual usa como base la casa convertida en museo, según informa el comunicado de la exposición Secretos. Como se indica en el sitio web de FEMSA, la muestra forma parte de un programa de un año, diseñado por la Colección FEMSA, que busca generar mayor visibilidad a su acervo, mediante exposiciones, performances y otras actividades en la casa del único mexicano ganador del Premio Pritzker.
El primer ciclo de la Estancia FEMSA, Barragán fetichista, fue curada por Willy Kautz y contó con piezas impresionantes de la colección de arte moderna y contemporánea de la empresa multinacional.
En el caso de Bonillas utiliza la casa como una plataforma para indagar en los secretos que el lugar esconde. La exposición presenta la obra de Bonillas como una investigación artística que utiliza la “necesidad humana de mantener ocultos no sólo objetos, sino diversas emociones, pensamientos, misterios y confidencias” como su "material prima". El proyecto, según el comunicado, no trata directamente la obra deBarragán, o su persona, sino que “reflexiona sobre la manera en que Casa Luis Barragán dialoga con los secretos que alberga”.
La idea es seductora: una investigación formal del mundo metafórico del secretismo a través de una inmersión en el meticuloso diseño y la construcción profundamente personal del espacio íntimo de Barragán. A lo largo del tour guiado, el espectador tiene la sensación de queBonillas ha tenido acceso ilimitado a los secretos de la casa, o más bien a las particularidades inesperadas del espacio, y que ha aprovechado al máximo ese privilegio, pues pudo abrir todos los armarios y cajones, mirar cada pintura y escultura y considerar cada uno de los objetos con los cuales el arquitecto eligió rodearse.
Sin embargo, si se toma en cuenta que dicha muestra parte del supuesto de que no se ocupa de la obra del arquitecto ni del personaje, sino más bien se concentra en la casa como una base conceptual para analizar el secretismo, las obras creadas y su colocación en la casa resultan preocupantes en varios niveles.
La mayoría de las piezas fabricadas para Secretos son reproducciones, como un lúdico gesto al hecho de que el arquitecto siempre tuvo réplicas en su casa. La gran mayoría de las obras que eligió para sus recreaciones son piezas conceptuales de arte canónico de los Estados Unidos y Europa. La lista incluye, entre otras, obras de Hans Haacke, Yves Klein, Robert Smithson y Josef Albers. A excepción de Albers –quien fue amigo del arquitecto, y con quién Barragán habló ampliamente antes de la fabricación de las reproducciones de sus obras que colgó en la casa– no queda claro cómo el resto de los artistas pueden generar una conexión entre la casa y la idea de que los espacios que habitamos ocultan secretos de la naturaleza humana. La selección parece más un “Quién es quién” del arte estadounidense y europeo del siglo XX.
La única conexión que las obras elegidas por Bonillas tienen con la idea del secreto es que están literalmente escondidas en armarios y cajones. El espectador es invitado a “explorar”, pero el personal del museo no ha resuelto lo que significa dicha invitación, ya que la casa vuelta museo parte de la política de "no tocar". De hecho, cuando escribí al equipo de prensa para pedir una lista completa de las obras de la exposición, me dijeron que una lista como tal no se haría pública porque la idea es que los nombres se mantengan en secreto.
Pero si la intención de Bonillas era mostrar las obras de una manera que formaran parte del elemento secreto que la exposición pretende abarcar, ¿por qué utilizar las obras más reconocidas, caras y convencionales de la historia del arte del siglo XX? Si el punto es que las obras dialogan con el espacio sin depender de las convenciones clásicas de mostrar el arte (es decir, que están ocultas y se muestran sin información taxonómica), las obras elegidas por Bonillas arrojan una relación superficial con su contexto a nivel formal y conceptual.
Por ejemplo, en la habitación de invitados de la casa, Barragán colgó una pintura encima y ligeramente a la izquierda de la cama para que el ángel representado mirara directamente a los invitados. Este juego entre el trabajo artístico, la forma en que se cuelga y la relación que se crea con el espectador, inspiró a Bonillas a colocar una escalera en la habitación (una reproducción de una obra que desafortunadamente no recuerdo), que permite al espectador acceder a un gabinete alto, que de otra manera sería inalcanzable. En él, una reproducción de una pintura rupestre (según la explicación, una de las primeras representaciones artísticas del sujeto humano) es colocada de manera que pareciera que la persona pintada estuviera tirándose por la ventana de la habitación. Este truco lúdico es el mismo que Barragán juega. Desafortunadamente, la operación artística de Bonillas termina allí. Las obras expuestas no tienen una relación más allá de ser un eco de las decisiones estéticas de Barragán. Si bien la escalera podría ser interpretada como un paralelo artístico a aquella que se encuentra en el estudio de Barragán, dicha interpretación podría ser también un acercamiento lúdico, pero fundamentalmente trivial en el diseño de la casa. La mayoría de las obras expuestas me dejaron una sensación similar y resulta difícil entender cómo este tipo de observaciones se pueden tomar como algo más que comentarios ligeros sobre el espacio.
Una reproducción que se quedó conmigo durante mi tour fue una copia de la pieza Cubo de Condensación, de Hans Haacke, que era una sorpresa temprana en el recorrido. El cubo de plástico es una de las obras más emblemáticas del arte conceptual, y una crítica significativa del museo como institución. Un cubo dentro de un cubo que se llena de humedad de acuerdo con los cambios ambientales en el espacio de la galería. Es, en efecto, una exposición de la sala de exposiciones, un cuestionamiento del cubo blanco como su modelo. Utiliza las reglas de la institución para hacer la pregunta: ¿cuales son los intereses que atienden las construcciones del mundo del arte?
Colocado en un closet en la primera habitación del tour, me parecía que provocaba una tensión directa con el paradigma que se imponía sobre la Casa Barragán. Estableció un patrón que fue incorporado en diversos espacios secretos en las que Bonillas había llenado de obras. Que tenía que encontrar (o más bien que me tenían que decir cómo y dónde encontrar) las diferentes piezas de Bonillas a través de abrir compartimientos que normalmente son inaccesibles, y en algunos casos encontrar elementos añadidos a detalles normalmente desapercibidos de la casa. Toda la intervención me dejó la sensación de que se había producido una tremenda violación de la privacidad deBarragán, característica que para el arquitecto tenía una relación casi espiritual.
Su lugar de retiro había sido “museificado” y, de la mano de FEMSA, había sido convertido en un lienzo blanco para el homenaje deBonillas al arte moderno y contemporáneo de los Estados Unidos y Europa.
Hay muchos argumentos válidos a favor y en contra de la museificación de viviendas de arquitectos famosos, sobre todo cuando el propio arquitecto no dio permiso explícito, que es el caso de la Casa Barragán. Es una forma de generar recursos para proteger los patrimonios de la historia arquitectónica , y una manera de permitir a la gente –arquitectos y diseñadores en particular– obtener información de primera mano de las técnicas iniciadas por figuras seminales de la arquitectura.
Sin embargo, Secretos sugiere poco más que una exposición de arte contemporánea como una forma sensacionalista de entretenimiento. El uso por parte de FEMSA de la casa como telón de fondo para su colección hace que la naturaleza superficial de las obras elegidas y la exposición en su conjunto se sientan como un truco.
No puedo decir que estoy en oposición a las intervenciones artísticas contemporáneas de espacios públicos, o al hecho de que, como cualquier otra mercancía, el mercado del arte tiene una mano pesada en la creación y visualización de sus productos. La Ciudad de México tiene una inclinación particularmente fuerte por la museificación de todo tipo de espacio. Lo preocupante para mí es que el trabajo de Bonillas en Secretos no parece tener nada que ver con lo que pretende revelar, es decir, la Casa Luis Barragán como una metáfora para los secretos humanos –aparte del hecho de que el respeto por este secretismo es totalmente dependiente de los intereses de la colecciónFEMSA, y del trabajo artístico que refleja casi exclusivamente una narrativa histórica del arte extranjera y convencional.
Aun así la exposición tiene momentos de sutil belleza. Me encontré con una pieza particularmente perspicaz. En el estudio del arquitecto –el último espacio del recorrido– Bonillas llenó un armario con fotos que tomó de los pisos alfombrados de la casa. En cada cajón hay un estudio minucioso realizado por el artista de los diferentes espacios en los cuales el arquitecto caminaba. Bonillas se asomó debajo de los muebles de la casa para revelar impresionantes tonalidades de color y espacios geométrico creados a lo largo de años de uso. En esta instancia, el montaje requiere que el espectador abra los cajones mientras mira hacia abajo cada foto, lo que crea un vínculo enigmático e íntimo entre el espectador y la obra. Al centrarse en cómo las decisiones tomadas por Barragán en su casa afectaron los espacios que lo rodeaba en su vida diaria, Bonillas expone un pasaje oculto del tiempo. A través de esta delicada, incluso abstracta, representación del espacio íntimo, Bonillas convierte la relación personal entre Barragán y su entorno en una analogía universal. Exterioriza las dinámicas que existen en las decisiones sutiles que hacemos cuando habitamos espacios. Los bloques de color, capturados por Bonillas cuando movió el mobiliario para tomar las fotografías, son los colores originales que Barragán eligió. Los bloques geométricos de alfombra que el artista nos muestra hacen un eco a los que Barragán creó en su división de espacio vertical.
Secretos, de Iñaki Bonillas se presenta en Casa Luis Barragán (General Francisco Ramírez 12-14, Ampliación Daniel Garza) del 14 de mayo al 10 de julio de 2016.
Texto publicado el 2 de junio de 2016 en el blog Cubo Blanco del periódico Excélsior.