Granada Visual 10
"Te he dicho...", así se inicia una conversación imaginaria. Además, ¿quién lee esto?, ¿quiénes? Para quiénes se imaginan ese "te he dicho...", que con tantas ganas dice una persona borrosa que acaso está en movimiento en un coche o corriendo muy lento como el pavimento o reflejando la luna con lo que podrían ser escamas. "Te he dicho...", lo dice y su voz, o lo que queda sónicamente de ella se cobija entre las estalactitas de cerilla de la cochera de una oreja amplia y la voz, o lo que queda de esta, hace una vela y además unos perritos pelones de cera para acompañarse y esperar a que alguien le recuerde. Aguantar ahí; ahí hasta que alguien le nombre de manera precisa y pueda ser absorbida por ese órgano sin nombre y con piernas, que conecta silábicamente al cerebro y al ano, eternamente al corazón y a los cachetes por los siglos de los siglos. Que pueda reconocer finalmente aquello que se dijo luego de la melancolía rota del "te he dicho...". Pero compas es que la palabra que seguía se vio vista y atravesada por el viento que contenía en sí misme 8 pájaros callejeros con corte fino de Peso Pluma y varias nanomoléculas de trompo de pastor. Porque sí, sí se trata de la pronunciación, de la conjura. Hay palabras que se sienten, se miran ya tan idas pero que su ida ha sido en U. Es huida, entonces es fuga para una revancha. Y te he dicho... "lo que las piedras, y no lo que los minerales", te he dicho... "lo que la sarna y no las armas", te he dicho..." lo que viene, y no lo que sigue". Te he dicho... "lo que arde y no lo que quema".
Daniel Aguilar Ruvalcaba, artista
"Te he dicho cuánto me debes"
"Te he dicho vínculo"
"Te he dicho que me lates"
"Te he dicho whitexican"
"Te he dicho Hidalgo"
"Te he dicho pollo feliz"